Araña atrapando moscas, Pedro Halac |
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Vivimos desafiando el caos. El programa de la mayoría de las
personas es modesto: supervivencia, auto realización, cumplimiento de
determinados objetivos. Estos mini programas conviven con programas
complejísimos, que se sostienen sobre acuerdos muy precarios o que necesitan
reinventarse cíclicamente. Programas políticos o sociales que se enfrentan al
caos de la multiplicidad y a la amenaza de la incertidumbre. Los programas
representan una visión de mundo, un
amalgama de sensaciones y visiones. En los programas, lo roles se condicionan
la interacción a través de sanciones. El programa del común de los mortales
navega entre esas aguas turbulentas e intenta, generalmente sin éxito, encontrar la energía que lo hará
invulnerable. Los programas mejor integrados plantean en su performance un
crecimiento y una oportunidad de desarrollo y sentido.
El nuevo paradigma de comunicación posibilita la acción
autónoma del mineral en el caos. En el paradigma anterior, el mineral era un
producto dependiente de fuerzas externas. Se diseñaba, se producía, se
comunicaba, se vendía. Y su obsolescencia era programada.
En la nueva
comunicación y en la nueva economía, el mineral se expresa en forma pura y
desarrolla una performance y un programa horizontalmente. El funcionamiento de
la sociedad y de la economía en el nuevo paradigma es neuronal, en red. La
comunicación se basa en la horizontalidad y en la comunicación de lo que contiene cada mineral. La performance del mineral es
compartida. Los minerales se relacionan encontrando un sentido común, con absoluta transparencia. En este mundo
integrado el mineral adquiere consistencia en la articulación de los elementos
básicos y en la energía que desprende su evolución.
El mineral actúa libremente en el caos. La revolución tecnológica y de la
información, además de ser un disparador, es un síntoma de muchas crisis y de
muchos cambios radicales que
empiezan y acaban en personas cada vez más aisladas.
En el nuevo paradigma, la humanidad se encuentra conectada
como si fuera un enorme cerebro donde cada individuo es una neurona que está en
el extremo de infinidad de conectores en red.
No sobrevivirá quien mejor lo haga, quien mejor lo venda,
quien mejor lo distribuya. Sobrevivirá al caos quien mejor se comunique, más
horizontalmente y logrando la mejor cadena de valor, asociación de contenido,
integración horizontal.
En el nuevo paradigma emisor y receptor son lo mismo, esto
es, no existen como tales. Solo existen los contenidos: se comparten en una
plataforma abierta, participativa, dinámica. Lo que queda no son dos extremos, emisor y receptor, sino
que contamos con un solo espacio de performance donde se comparte conocimiento,
se da, se aporta valor, se encadenan las sinergias.
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