28/8/12

El mineral en el caos


Araña atrapando moscas, Pedro Halac
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Vivimos desafiando el caos. El programa de la mayoría de las personas es modesto: supervivencia, auto realización, cumplimiento de determinados objetivos. Estos mini programas conviven con programas complejísimos, que se sostienen sobre acuerdos muy precarios o que necesitan reinventarse cíclicamente. Programas políticos o sociales que se enfrentan al caos de la multiplicidad y a la amenaza de la incertidumbre. Los programas representan  una visión de mundo, un amalgama de sensaciones y visiones. En los programas, lo roles se condicionan la interacción a través de sanciones. El programa del común de los mortales navega entre esas aguas turbulentas e intenta, generalmente sin éxito,  encontrar la energía que lo hará invulnerable. Los programas mejor integrados plantean en su performance un crecimiento y una oportunidad de desarrollo y sentido.

 El nuevo paradigma de comunicación posibilita la acción autónoma del mineral en el caos. En el paradigma anterior, el mineral era un producto dependiente de fuerzas externas. Se diseñaba, se producía, se comunicaba, se vendía. Y su obsolescencia era programada.
En la nueva comunicación y en la nueva economía, el mineral se expresa en forma pura y desarrolla una performance y un programa horizontalmente. El funcionamiento de la sociedad y de la economía en el nuevo paradigma es neuronal, en red. La comunicación se basa en la horizontalidad y en la comunicación de lo  que contiene cada  mineral. La performance del mineral es compartida. Los minerales se relacionan encontrando un sentido común, con  absoluta transparencia. En este mundo integrado el mineral adquiere consistencia en la articulación de los elementos básicos y en la energía que desprende su evolución.
El mineral actúa libremente en el caos.  La revolución tecnológica y de la información, además de ser un disparador, es un síntoma de muchas crisis y de muchos cambios radicales que empiezan y acaban en personas cada vez más aisladas.
En el nuevo paradigma, la humanidad se encuentra conectada como si fuera un enorme cerebro donde cada individuo es una neurona que está en el extremo de infinidad de conectores en red.
No sobrevivirá quien mejor lo haga, quien mejor lo venda, quien mejor lo distribuya. Sobrevivirá al caos quien mejor se comunique, más horizontalmente y logrando la mejor cadena de valor, asociación de contenido, integración horizontal.
En el nuevo paradigma emisor y receptor son lo mismo, esto es, no existen como tales. Solo existen los contenidos: se comparten en una plataforma abierta, participativa, dinámica. Lo que queda  no son dos extremos, emisor y receptor, sino que contamos con un solo espacio de performance donde se comparte conocimiento, se da, se aporta valor, se encadenan las sinergias.

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